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5 mitos comunes sobre el Exchange 2016

Hay un viejo dicho que dice: «El cambio no se hace hasta el Service Pack 1». La idea viene de una historia de lanzamientos de Exchange Server donde se formó la percepción de que la versión RTM carecía de características, estabilidad, o tenía errores que la hacían inadecuada para implementaciones de producción. Esperar el lanzamiento del primer Service Pack fue el enfoque conservador adoptado por muchas organizaciones, basándose en que para el momento en que el SP1 llegara, la mayoría de los errores estarían corregidos y las características que faltaban se habrían añadido al producto.

Puede que haya algún elemento de verdad en ello, ya que Exchange Server a menudo se envía en RTM con nuevas características planificadas para actualizaciones posteriores, pero esperar a un lanzamiento futuro como garantía de calidad no es una estrategia sólida. El hecho es que el software tiene errores. Incluso un software bien probado como Exchange Server, que aloja millones de buzones en Exchange Online, tendrá errores que aparecerán de vez en cuando. Los errores pueden ser problemas generalizados que afectan a la mayoría de los clientes, o pueden ser específicos de unos pocos tipos de entornos de Exchange.

5 mitos comunes sobre el Exchange 2016
5 mitos comunes sobre el Exchange 2016

Las actualizaciones son importantes para que su entorno siga siendo apoyado. Microsoft tiene una política de soporte N-1 para Exchange Server 2016, lo que significa que soportará la última versión y la anterior. Cualquier cosa anterior se considera no compatible, especialmente si se ejecuta una configuración híbrida con Office 365.

Dejando a un lado el hecho de que no hay ningún Service Pack 1 previsto para Exchange 2016 (sólo actualizaciones acumulativas), un enfoque sensato es probar las nuevas versiones antes de desplegarlas. Una buena prueba no sólo implica instalar el software para ver si se rompe, sino también probar cosas que son únicas o importantes para su entorno, como la integración con aplicaciones empresariales o complementos de terceros. Utilizar las pruebas para equilibrar el riesgo de las actualizaciones con la necesidad de mantener el soporte es el mejor enfoque a largo plazo.